El final:
A los 46 años, Juan Bautista Vairoleto, se encontraba en Colonia San Pedro de Atuel, también denominada Carmensa, en la provincia de Mendoza. Hacía un tiempo que se había asentado allí junto a su familia, bajo una identidad falsa, y estaba dedicado a hacer trabajos agrarios, cultivaba la tierra y vivía de su cosecha.
El 14 de Septiembre de 1941, con un dato certero, las fuerzas policiales de La Pampa llegan hasta la morada de Vairoleto. Si bien la versión oficial indica que la Policía alcanzó a dispararle, muchas otras -entre ellas, la de su esposa Telma Ceballos- aseguran que en realidad se suicidó de un tiro en la cabeza antes de ser atrapado por los efectivos que rodeaban su casa. Apenas unos meses más tarde, se comprobó que había sido entregado por su compinche y amigo, Vicente "El Ñato" Gascón, que lo traicionó por una recompensa económica importante, o una reducción de sus penas, que las fuerzas de la ley habían ofrecido para quien pudiera aportar información de cualquier tipo sobre él.
Telma Ceballos junto a las hijas de Vairoleto, Juana y Elsa.
De acuerdo con su pareja, con quien tuvo a sus únicas dos hijas (Juana y Elsa), el propio Vairoleto se quitó la vida "para evitar el deshonor de ser capturado". Lo cierto es que al final fue velado en el Salón de la Biblioteca Popular Sarmiento de General Alvear, en Mendoza, y que sus restos se encuentran en el cementerio de dicha ciudad.
¿ Que pasó en Caleufú ?:
Buscando información que confirmara que Vairoleto estuvo al menos de paso por Caleufú, encontramos en la web un trabajo excelente que fue subido a internet en el año 2011 por alumnos y docentes de 6to. Grado B de la Escuela N° 75, con motivo de arribar nuestra localidad a su 100° Aniversario. El texto fue escrito por la Sra. Gabriela Llargués y en sus líneas encontramos las palabras exactas que estábamos buscando, por eso nos tomamos el atrevimiento de compartirlo tal como ella lo redactó:
A LA BÚSQUEDA DE LA MEMORIA - EL PASO DE VAIROLETO POR LA ZONA:
La figura de Vairoleto suscita un interés persistente en toda la región que abarcó con sus aventuras, donde sigue vigente su leyenda.
Caleufú no escapa de eso, el pueblo no lo olvida y su fantasma no se aplacará así nomás. La impronta de su paso por aquí tiene una mística especial que aún late en el recuerdo de algunos de nuestros pobladores. Sólo hay que revolver en la memoria de los pueblos, de sus regiones…
A Vairoleto, cuyo origen delictuoso fue con una muerte en Castex, la vida lo llevó al monte, al escondrijo y en ese andar, supo de la solidaridad del habitante pampeano al que él respondió con gratitud, ayudándolo cuando era preciso.
Él es el que lleva vituallas y mercadería a los necesitados, el que trae al médico para que auxilie en el parto a la mujer de un hachero, el que devuelve escrupulosamente los bienes que ha tomado para salir de un apuro, a la gente de trabajo, o a los patrones que respeta. Es capaz de gestos caballerescos o generosamente solidarios. Es el que auxilia al estanciero Julio Illuminati quien ha comprado dos revólveres para defenderse de él y que termina regalándolos al comprender la inutilidad de su precaución.
Es el que se presenta en la quinta de los Bara cuando Dionisio tenía sólo dos años, en busca de albergue momentáneo, esconde su caballo bajo la enramada y baja prontamente al sótano preparado para su descanso, luego de saborear el plato de comida que Doña Sabina siempre le ofrece. Y es en esas noches de descanso donde nos han dejado creer que dejó grabadas sus iníciales en las paredes del sótano que hoy tiene la puerta de ingreso firmemente clavada para preservar una creencia, un rastro en el tiempo, un mito con olor a santidad.
Dice Hugo Chumbita: “No es fácil discutir un mito. Ya no se trata de la persona de carne y hueso sino del héroe popular cuya sombra aún se proyecta como el azote de los explotadores, el vindicador de los desvalidos, incluso el intercesor milagroso para conjurar todos los males de este mundo”.
Por eso para los que lo vieron, como Dionisio Bara, desclavar la puerta del sótano es innecesario, porque el mito es el hombre y su rebelión contra la injusticia, por lo que permanece indeleble en el recuerdo de muchos.
Hay que tomar de cada testigo su mirada, no hay que dejar que nadie se vaya sin contar su historia, y registrarla para que los que llegan sepan dónde vienen y los que están, adónde van.
Gabriela Llargués.
◼︎ En nuestra opinión, cada uno debe, con los elementos con que se cuenta, sacar sus conclusiones sobre si Vairoleto en Caleufú es un mito o una realidad. Hasta el día de hoy, son muchos los testimonios de vecinos, descendientes de antiguos pobladores, que dan fé de que efectivamente Vairoleto transitó estas tierras en varias oportunidades.
◼︎ Por agregar, solamente que Dionisio Bara nació en el año 1931, por lo que la presencia de Vairoleto sería cerca del año 1933, de acuerdo a lo relatado. Doña Sabina Teruelo era la madre de Dionisio y su padre, Joaquín Bara. Dionisio dejó este mundo el 22 de Mayo de 2017.
◼︎ Un detalle más es que se cuenta con una planilla correspondiente a Ficha Dactiloscópica de Juan Bautista Bairoleto (así figura el apellido), con sello de la Comisaría de Caleufú, la que vemos en la siguiente imagen: